14 de septiembre de 2007

Malestar diciochero


Quisiera estar contenta por cinco días dedicados al ocio,
al descanso y la diversión con ocasión del próximo cumpleaños de la patria

Me gustaría que tanto el ritmo diciochero,
como la euforia del pueblo pudiesen contagiarme,
y lanzarme a la calle, sonriente, despierta, con ganas de brindar y bailar
hasta la madrugada.
Me gustaría sentirme con impulsos de encumbrar volantines, ir a los rodeos y comer harta empanada con vino tinto o chicha dulce de Curacaví.

Mas, solo siento, tristeza,
honda pena,
irremediable desazón.

Hace justo un año celebramos nuestro 18 en la isla de Chiloé,
y pese a las diferencias,
me sentí tremendamente feliz.

En cambio hoy,
de nada sirve el vestido nuevo que estreno,
ni el pelo liso casi perfecto,
ni los piropos gentiles y sinceros de algunos compañeros de trabajo,
pues yo me siento huerfana, opaca y triste.

Porqué El se ha marchado,
definitivamente,
llevándose una parte importante de mi,
dejando hipotecada mi alma, grabada con miles de pequeños recuerdos,
que me hacen llorar cada día,
en las más diversas situaciones
malogrando mi escaso maquillaje
y coartando toda posibilidad de poder volar tan libre

como un volantin colorido en septiembre.

1 comentario:

  1. Ya volverán los amores que se fueron para que vuelvas a sonreir. Abrazos.

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