24 de mayo de 2005

Mi madre :su presencia delicada y protectora

Recién el año pasado dejé el lecho materno,
lo hice porque las alas de mi libertad chocaban
contra los muros de su apartamento,
y con sus reglas de mujer conservadora nacida
en la decada de los treinta.
Ella ahora es una mujer pequeña y sola en un apartamento vacío,
temiendo al viento; a las tormentas;
a los temblores, pero por sobretodo a su inmensa y negra soledad.

Trato de ir a verla lo más seguido posible,
tres o cuatro veces por semana,
nunca es suficiente,
Me siento pérfida al haberla dejado a sus setenta y tantos,
totalmente sola, sin marido,
ni sus otras hijas,
y sin mascota,

con su cabello cano,
su piel arrugadita y
su televisor de 21 pulgadas,

Adoro su presencia
tibia, dulce y acogedora,
Pese a sus regaños,
ella es incondicional
comprensiva y generosa
hambrienta de mis visitas,
cocinera excepcional,
Es la unica persona capaz de contenerme cuando
atravieso por mis severas crisis.
Como dicen los niños muy pequeños,
y ya no soy pequeña,
por desgracia,
No quiero que se muera,
pues, moriría también
La necesito demasiado,
para sentime viva,
para sentirme a salvo...

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