Esos días de campo

Cuando el clima se volvía generoso, permisivo y amable
mi familia decidía que era tiempo de fugarse de la ciudad,
de pequeña, era la primera en subirme al auto,
Entusiasta y muy aprovisionada de cuanto accesorio fuese útil,
para protegerme del sol,
o bien para prevenir el aburrimiento,
Es asi como llenaba el porta equipajes con flotadores, pelotas, música,
cordeles para saltar de esos con manecillas de madera talladas, paletas,
tablero chino, naipes,etc.
Preocupabame también del estómago de los paseantes,
llevando suculentas meriendas para el trayecto y jugos refrescantes
para aquietar la sed que traían aparejada las altas temperaturas.

Mi destino favorito siempre fue la playa,
me trastornaba la arena y la posibilidad maravillosa de moldearla
dando vida a palacios dorados,que debían resistir heroícos,
los embustes del océano,
Este oceáno nuestro, nada pacífico que nos baña.
En esta tarea titánica encontraba siempre manos amigas,
y no me daba ni cuenta como ya cerca de la puesta del sol
debía vestirme y con una lágrima en la garganta
abandonar mis obras viales y artísticas.

Con el correr del tiempo mis padres insistían en llevarme al campo,
Durante muchos veranos, alojamos en hosterías de olmué
luego en la cabaña que adquirieron a los pies de La Campana.
Este trillado panorama se tornaba mas repetitivo y molesto cada año.
No había nada que descubrir, salvo las arañas pollitos en las camas,
o las abejas chaquetas amarillas en mi plato de asado,
o el calor aplastante que sentía después de almuerzo,
justo en esa hora que debía "reposar" y no lanzarme a la piscina porque
podía ahogarme y una desesperada mirando el reloj que parecía estar detenido.

Despues de que mi padres se separaron, mi diversión menguó aún mas
La adolescencia solo hizo que padeciera complejos múltiples.
adolecí de tanta soledad y de tantos miedos
Me recuerdo bajo un peumo frondoso,
encerrando mil veces el nombre de él dentro de un corazón,
recreando una y otra vez el rostro y pelo claro de ese primer amor,
amor platónico y no correspondido;
mientras lo imaginaba surfeando feliz, libre y taquillero en alguna playa de Arica, o flirteando con una linda niñita turista en el spa del hotel de su padre.

Todo esto, para contarles que Olmué no es el sitio más apetecido por mi,
Pero el tiempo hace que nos transformemos en personas distintas,
Y veamos lo que antes paso invisible y dasapercibido ante nuestras narices.

El Sábado, con ocasión del cumpleaños de Marian,
mi incipiente amiga y novia de mi flamante cuñadito Ignacio.
Nos fuimos a la casa de Olmué/ de los padres de Diego.
El día estaba apoteósicamente bello;
Dichosa de poder usar mi pollera turquesa y mis aros al tono
mi corazón estaba espléndidamente sereno y feliz,
Habían muchos conocidos agradables y algunos ex compañeros de Universidad
que no veía hace mucho tiempo.



Comimos deliciosas ensaladas y asado en una mesita en pleno jardin verde;
charlé con gente muy grata,
me cayeron como cuatro cuncunas en la cabeza,
pero sin mayores daños,/ al menos no eran amarillas
Esta vez opté por beber con moderación,
para disfrutar lúcida e intensamente cada centímetro de campo,amistad, amor
y libertad.

Si el día fue calmo,
La noche debía ser agitada,
y asi lo fue,
Una noche estrepitosamente apasionada, intensa, placentera
con esa conmovedora sensación que se siente al amanecer
solo al despertar con la persona indicada.

Al día siguiente nos trasladamos rumbo a Quebrada Alvarado,
lugar donde tiene casa de campo, Giorgio, un entrañable amigo de Diego,
a quien no conocía, pero de quien me lleve una grata impresión.

Giorgio es simple,divertido, jocoso, buen anfitrión, querendón, e ingenuo
El y su novia, tatiana, nos prestaron trajes de baños,
para lanzarnos de lleno a la piscina prístina y refrescante.

La casa de Giorgio es fenomenal,
Se trata de una casa de campo con alma,
guarnecida con muebles antiquisimos en perfeto estado,
todo muy rústico y cálido
Giorgio y Tatiana la pintaron de un bello color naranja,
su fachada tiene tambien madera,
En el exterior hay flores, enredaderas, árboles y parrones por doquier
todo esto, enmarcado por cordones de montañas sublimes.

Fue un día precioso,
solo empañado por la fiebre que sentí antes de almuerzo,
que probablemente fue ocasionada por el sol o anticipo de resfrío
o quien sabe si la poca costumbre de tanto bienestar.
A los pies de la cama de fierro que contenía mi deteriorada humanidad
estaba Diego, acariciándome con su mirada de primavera.

El regreso fue tarde,
En el automovil que contenía a Ignacio, Marian, Diego y yo
Eramos cuatro seres plenos,festivos
cantando a todo pulmón melodías de Fito Paez.

Solo puedo agregar que me gustaría volver a repetir
una y otra vez la comunión de cuerpos y de almas alcanzada.