Angustia

El domingo en la madrugada,
en mi piso,
de regreso de nuestra noche de rondas,
bebíamos un vino blanco formidable,
con un suave dejo a miel,
mientras matabamos lo que quedaba de noche
jugando cartas,
El victorioso /yo perdiendo indignamente;
De pronto,
Diego se dirigió hacia mi,
y en un tono grave, angustiante,
pero por sobretodo derrotado señaló:
" Que tremendo, hoy es once de septiembre"
Tomé mi copa, bebí,
pero esta vez,
el vino sabía insoportablemente amargo...